Cinexcusas
- Luis Tovar | @luistovars - Monday, 24 Nov 2025 06:46
El autor lo refiere a la época actual, pero bien puede afirmarse lo mismo de prácticamente todas las anteriores: que sus “dimensiones y consecuencias todavía se desconocen” y que, por lo tanto, se genera la necesidad ineludible de confrontarla, tanto en el relato cotidiano como en el ámbito de la imaginación. Sostiene asimismo, y con toda razón, que el cine sigue siendo “un surtidor por excelencia de narrativas concertantes” que forma parte sustancial de dicho ejercicio de confrontación con la realidad. Lo que a continuación afirma compete a este espacio y a otros de naturaleza semejante: en la referida época actual, “la urgencia de comentarios fílmicos más sofisticados e inteligentes parece haberse agudizado” y, desde luego, debe incluir “las ejemplares excepciones, regulares o ínfimas de la producción [cinematográfica] local, por ende más cercana a nuestra singular y peculiar identidad nacional”.
En otras palabras, lo que el difícil o imposiblemente clasificable siemprenovoestilista cinecrítico y ensayista Jorge Ayala Blanco postula/propone/señala en el prólogo a La sapiencia del cine mexicano (Escuela Nacional de Artes Cinematográficas/UNAM, 2025), es la urgencia de que al cine mexicano de producción reciente lo acompañe –y cuando menos de manera consistente y sistemática, si acaso fueran inasequibles la sofisticación y la inteligencia demandadas por el autor, entre muchísimos otros títulos imprescindibles, de El cine actual, confines temáticos– el ejercicio no tanto de comentarios fílmicos, como los denomina, sino de una crítica, un ejercicio analítico que no se limite a la mera consignación del aborigen estreno en turno, mucho menos a la del (im)probable éxito en taquilla, como suele suceder con las viejas, medio viejas, medio nuevas y nuevas generaciones de, ésos sí, ramplones comentadores fílmicos desprovistos –no todos pero sí demasiados– de más bártulos para acometer su tarea que un puñado de reiteraciones, casi siempre relativas al rubro formal de una cinta y nada más, casi nunca asociadas al concepto, al contexto, a las derivaciones de orden sociológico, filosófico, antropológico, político, etecé, que hasta sin querer o proponérselo exhibe todo filme.
Cero y van veinte
En la vigésima entrega del bien conocido y, dígase de nuevo, insoslayable Abecedario del Cine Mexicano, el longevoporfortunapersistente maestro Ayala Blanco vuelve a poner el ejemplo de su alta vara: en cada una de las ciento seis entradas incluidas en el volumen, correspondientes a mismo número de filmes, arranca con una sinopsis aderezada de acotaciones no al margen sino complementarias, y continúa con un análisis a fondo no de una u otra partes de su objeto de estudio sino del todo, es decir, tanto de aspectos formales cuando su mención es pertinente/necesaria para aprehender a plenitud el sentido de la pieza fílmica, como del contenido mismo de la narración, trátese del tema en sí, o bien de la manera de abordarlo, sus alcances, limitaciones cuando las hay, derivaciones conscientes o inconscientes, así como las afinidades, asociaciones y filias ya de concepto, ya de intención, con otras obras cinematográficas, pero también –y no pocas ocasiones de manera sorprendente por la sutileza del emparentamiento– con otras fuentes culturales no cinematográficas, en particular la literatura, la filosofía, la antropología y la historia de las ideas. Todo lo anterior, como ya es costumbre, con un empleo del lenguaje que lo hace inconfundible pero, aún más importante, que pone en práctica lo que predica: en virtud de la inteligencia y la sofisticación, le insufla dignidad y hasta elegancia al ejercicio de la crítica.
En medio de un panorama enquistado de opinionistas menesterosos culturalmente hablando, La sapiencia del cine mexicano es un oasis de pensamiento llevado a la escritura asociada a las manifestaciones fílmicas de una idiosincrasia múltiple y en transformación permanente como la mexicana.