Joan Fontcuberta: fotografía, escritura y universos oníricos
- Alejandro García Abreu - Monday, 24 Nov 2025 06:48
En la narrativa contemporánea, aquel tono elegíaco sobre el duelo y la desaparición prosigue en autores como W.G. Sebald (Los anillos de Saturno, Austerlitz), que incorpora fotografías en sus novelas, como si fueran piezas de un archivo fragmentario ambiguo.
Joan Fontcuberta
Sueños
Todo comienza con un sueño, confirma Joan Fontcuberta (Barcelona, 1955) –uno de los mejores fotógrafos de la actualidad y un genial escritor y teórico de las imágenes– en Relatos revelados (Galaxia Gutenberg, 2025), libro realizado en colaboración con Pilar Adón, Jorge Carrión, Iván de la Nuez, Miguel Ángel Hernández, Alicia Kopf, Valentín Roma e Irene Solà. El mundo onírico resulta esencial en su trabajo, revela. Fontcuberta sueña con imágenes y con palabras. Recurre a Sigmund Freud: “sostenía que los sueños son ante todo representaciones visuales que luego, al rememorarlas, traducimos a palabras. Dicho de otro modo, el sueño sería una película cuyo guión debe ser narrado verbalmente.”
El fotógrafo percibe que “sofisticados estudios recientes parecen confirmarlo y los artistas alegan ufanos que la ciencia está de su parte: las máquinas que analizan el cerebro mediante electroencefalografía (EEG) y resonancia magnética funcional (FMRI) muestran que durante la fase REM –cuando tienen lugar la mayoría de sueños vívidos– hay una fuerte activación de áreas visuales (corteza occipital) y una menor actividad en las áreas del lenguaje (área de Broca). Mientras soñamos, el córtex visual se ilumina como un árbol de Navidad.” Su planteamiento científico es contrastado con otros.
No todos los especialistas lo ven de la misma manera. Utiliza un gran ejemplo: el doctor Allan Paivio propuso la teoría del dual coding. En la biografía de este psicólogo y académico canadiense de ascendencia finlandesa “hay detalles de novela”. Según Paivio, la mente trabaja paralelamente con dos códigos: verbal y no verbal. En los sueños, los dos códigos pueden fusionarse: soñamos en imágenes que después verbalizamos, o soñamos en palabras que el recuerdo transfiere a imágenes, o las dos cosas simultáneamente.
Escribir con la luz
En conversación con Fontcuberta acerca de las imágenes se suscitó el siguiente diálogo:
–En una entrevista con Jaume Vidal Oliveras afirmas que un aspecto fundamental en tu vida “ha sido la fascinación por el mundo del libro como depositario de imaginarios”. ¿Suscribes la etimología de la palabra fotografía, “escribir con la luz”?
–Sí. Para mí la fotografía es una forma de escritura. Yo procedo del ámbito de la semiótica. Mis primeros pasos se produjeron a principio de los años setenta durante el auge del estructuralismo, de la semiología, de toda una serie de movimientos artísticos e intelectuales que forjaron seguramente mi propia percepción del hecho fotográfico. Entiendo que la fotografía está muy relacionada con el texto, con la descripción, pero también con la facultad literaria de explicar, de narrar. Incluso he diferenciado el hecho de que la fotografía analógica tiende a la inscripción mientras que la digital tiende a la escritura. La fotografía digital tiene una estructura interna, una estructura semiótica, que favorece todavía más el desarrollo lineal de la escritura. Siempre he pensado en la alianza de la fotografía con el texto sin necesidad de que haya una subordinación de un ámbito a otro. Pero para la fotografía siempre ha sido vital el anclaje del texto. Es como si las fotografías siempre agradecieran o tuvieran necesidad de unas palabras, como si redirigieran su contenido, que es habitualmente ambiguo y equívoco. Por eso es abierto. Esa proclividad a la palabra
me ha llevado también a que cada vez me interese más la escritura. Muchos de mis proyectos resultan una alianza de texto e imagen. Sueño con ambas instancias.
El lenguaje del sueño y la trascendencia de las imágenes
Me rehúso a admitir una teoría que diversos estudiosos de numerosas partes del mundo han planteado: no se puede soñar con el lenguaje escrito. Suelo soñar con textos –libros reales y ediciones surgidas de mi psique, con citas incluidas en mi trabajo que recuerdo y he plasmado en diversos textos– y, simultáneamente, con una multiplicidad de imágenes. Resulta una mezcla extraordinaria. Claro, cuando no son pesadillas. Acudo a W.G. Sebald –en seguimiento a Fontcuberta–: en ocasiones se trata del duelo y la desaparición.